VIERNES 27 OCTUBRE
“Solo quien se vivencia a sí mismo como persona, como totalidad de sentido, puede entender a otras personas”. Con esta cita tomada de los escritos de Edith Stein, el Dr. Francisco Javier Sancho Fermín recalcó la importancia capital del tema del Congreso, “donde no solo se reflexionará sobre un yo, sino que reflexionando sobre ese quienes somos sepamos posicionarnos en una sana alteridad y en un sano reconocimiento de nosotros mismos y de los demás”. También resaltó la riqueza de la interdisciplinaridad de la Cátedra apoyándose en el hecho de que: “en Edith Stein confluyen todas las perspectivas interdisciplinares e interreligiosas que facilitan un diálogo fructífero y abren campos de reflexión”.
Jordi Sapés en su conferencia “Identidad, personalidad y personaje en la obra de Antonio Blay” versó sobre la propuesta de Antonio Blay, la cual se basa en un camino experimental hacia la realización de nuestra naturaleza esencial. Es un camino de vuelta que parte de una mente identificada con las cosas para redescubrir al sujeto que se ha visto obligado a prescindir de sí mismo para representar un papel en la sociedad; un papel que, supuestamente, le ha de proporcionar prestigio, éxito y seguridad personal. Esta representación se apodera casi por completo de la conciencia: es lo que llamamos “personaje”; pero permanece una parte que se siente extraña en esta realidad alienada y busca algo más sólido y real. La ponencia contempló la génesis de este personaje, su naturaleza artificial y el modo de objetivarlo, desactivarlo y recuperar el protagonismo. Este es el trámite indispensable para iniciar un camino espiritual.
El monje budista Karma Tenpa en la conferencia titulada “Tres elementos para una identidad: el yo, la persona y el ego” planteó que el ego, el yo, la personalidad, tantas veces abordado en el campo de la espiritualidad puede llevarnos a pensar que hay algo a lo que debemos renunciar. Pero, ¿por qué abandonar sin más esto que es un enorme logro de la evolución? El aliciente para salir de la dicotomía limitante de ego, sí-no, será preguntarnos ¿pueden convivir estas opciones? Y ¿qué puede aportar esta convivencia?. Hay un juego constante entre la luna y la luz del sol, a medida que refracta luz, pierde oscuridad, pero ambas cosas le constituyen, son solo expresiones. Así puede ser el juego dinámico entre el yo y el Ser. La paradoja vital es constituir un yo sano, para poder trascenderlo. También es el juego dinámico entre la sombra y la trascendencia.
Por su parte la actriz Adriana Ozores afirmó que reflexionando sobre el título del congreso: “El Yo y la Identidad, ¿Un Qué o un Quién?” enseguida aparecen ante ella las ocho caras de un octaedro; sustraerse al “Yo”, a la “Identidad”, a “Un Qué”, y a “Un Quién”; las cuatro caras de la actriz y las mismas cuatro caras del personaje que conforman todas el octaedro, le sería imposible. La actriz y el personaje están tan íntimamente unidos que donde la que interpreta es, está el personaje y donde se expresa éste, está siempre detrás la persona que lo encarna. Crecer como ser humano es profundizar en la mirada hacia personaje, bucear atentamente en cada uno de los aspectos de éste, es saber de la condición humana y de quien soy. Una sola figura perfecta; una creación completa”, concluyó la ponente.
Con la Psicóloga Rebeca Retamales se trató el tema titulado “La peripecia del yo y el viaje del héroe”. En su ponencia describió el peregrinaje del héroe, sus aventuras y desventuras las cuales expresan en imágenes el desarrollo de la consciencia, cuyo rasgo central es la formación de un yo capaz de dar orientación al proceso. Esto implica, en última instancia, el establecimiento de una relación de la consciencia con lo inconsciente. Psíquicamente, afirmó la Dra. Retamales, corresponde al proceso de individuación, descrito por Jung, que consiste en la realización del potencial individual, muchas veces, interferido por circunstancias personales negativas, traumas, complejos, mecanismos de defensa etc. De esta manera, individuación significa poder ser el que uno realmente es, para ello es necesario que el yo evolucione en su camino hacia la espiritualización. El mito heroico representa simbólicamente este transitar.
Seguidamente, se dio paso a un espacio de preguntas donde los participantes y los conferencistas profundizaron en los temas abordados.
Un centenar de personas asistieron a las conferencia y otras tuvieron la oportunidad de participar on-line.
En su segundo día, las conferencias del VIII Congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad, continuaron el desarrollo del estudio del Yo desde diferentes perspectivas. ¿Es necesario el Yo? ¿Hay diferentes modalidades del Yo? Y desde el enfoque Budista, ¿Será más importante colocar la atención a los verbos que a los sustantivos? Y desde el
Taoismo, ¿Es la muerte un estado místico superior?
Los Psiquiatras Maribel Rodríguez, Carlos Mirapeix, José M. Prieto, catedrático de universidad en la Universidad Complutense, y Javier Bustamante Dr. de Filosofía de la misma Universidad respondieron éstas interrogantes.
SABADO 28 OCTUBRE
Alexander Poraj en su conferencia titulada “El concepto del yo en el Budismo Mahayana y su importancia en el ejercicio del Zen" subrayó que uno de los conceptos, seguramente más importantes para nosotros, es el concepto del nuestro "Yo“. Dentro de la Escuela que se llama Mahayana se produce un cambio significativo a la hora de entender la estructura del yo. Nada es fijo y nada fijo existe. Este planteamiento no tiene ningún límite, por lo que también se puede aplicar a nuestra sensación de ser un algo fijo y constante. En el planteamiento que hace el Mahayana parece culminar todo en un proceso de la despedida de algo substancial, dejando así el camino abierto hacia un enfoque y ejercicio llamado luego Chan en china o Zen en Japón.
Maribel Rodríguez, en su conferencia ¿Necesitamos un “yo” en el camino espiritual? afirmó que en ciertos ámbitos de la espiritualidad moderna es frecuente escuchar que es necesario “matar” o “disolver” al “yo”, como si su existencia no fuera más que algo molesto o prescindible de lo que conviene deshacerse lo antes posible. Sin embargo, la Dra. Maribel argumentó que si se prescinde de las funciones que el “yo” proporciona, las personas se encuentran con sin capacidad de identificarse, ni de posicionarse ante otros, de regular las emociones, de reconocer los deseos, ni de querer a otros.
Carlos Mirapeix continuó las intervenciones con el tema: “El yo polifónico: identidad y multiplicidad”, en la cual presentó una alternativa a los planteamientos habituales en los que la identidad se concibe desde una perspectiva unitaria, que dota al individuo de una experiencia subjetiva que le permite tener una conciencia de quién es y poder relacionarse con los demás con una tarjeta de visita personal e intransferible.
Morirse: el éxtasis final por haber vivido. Fue el tema desarrollado por el Dr. José M. Prieto y en él respondió a la pregunta ¿Qué pasa si prestamos más atención a los verbos que a los sustantivos? De la siguiente manera “Vivimos muriéndonos, morimos viviendo es una manera de entender, de recalcar, que ambos verbos son activos, son anverso y reverso
Javier Bustamante, en su ponencia "Ser como el agua: la identidad del yo y la postura ante la vida y la muerte en el taoísmo clásico”, demostró cómo varias historias taoístas muestran que la vida y la muerte son categorías ilusorias que deben ser superadas para conservar la integridad de la persona, aumentar la libertad individual y alcanzar “un estado místico superior en el que la propia vida se hace una convención en la tierra, se unifiquen completo con todos los seres del universo”.
DOMINGO 29 OCTUBRE
Dos doctores en Teología el P. Maximiliano Herráiz, Carmelita Descalzo y profesor del CITeS y Javier Prades, Rector de la Universidad San Dámaso cerraron, el domingo 29 de octubre, la serie de conferencias del VIII Congreso de Antropología, Psicología y Espiritualidad.
El P. Maximiliano Herráiz, en su conferencia: “Un yo con un tú. Proceso de vida y muerte en la mística teresiana-sanjuanista”, presentó unos textos de Concilio Vaticano II que subrayan la esencial dimensión social de la persona, creada a imagen y semejanza de Dios-comunidad de Personas-. Seguidamente expuso el pensamiento teresiano-sanjuanista, por separado sobre la cuestión que afronta este congreso: El Yo y la identidad. ¿Un qué o un quién?.
El Dr. Javier Prades en su conferencia “Una antropología dramática: el hombre como imagen de Dios” acentuó que en la cultura de hoy se encuentran ejemplos literarios o cinematográficos marcados por las llamadas “distopías” es decir, utopías negativas, catastrofistas, así como por utopías que pretenden la hacer del hombre su propio salvador. En ese horizonte, la ponencia contribuyó a una mirada constructiva sobre el momento en que vivimos, a partir de algunas características de la antropología cristiana la cual nace de la experiencia de un encuentro histórico con otras personas, y crea un ámbito de novedad humana en el que es posible una reflexión original sobre lo humano.