La esperanza  se nutre en la belleza

de los sueños (anhelos sin ocaso),

más allá de la muerte y del fracaso,

ella vence al dolor y  a la torpeza

de una vida sin luz en pleno día,

de una existencia hambrienta de un mañana,

siendo el mundo la mística ventana

de la eterna morada que extasía.

Sé que un día al mirar al Insondable,

faz a faz, sin la incógnita de ahora;

que me guía a su amor inagotable

a su zénit de luz que me enamora;

será el cielo mi patria inenarrable 

donde hallaré la inmarcesible Aurora...

Soy Teresa, monja carmelita descalza de Brasil;

Hija de la grande Santa Teresa

y discípula del grande poeta y místico San Juan de la Cruz.