Calma un poco ese ruido que devora,

ralentiza este ritmo, esa locura;

busca la soledad, que el alma añora,

se un poco ingrato y huye de la oscura

 

tristeza, esa que todo deteriora,

haciendo de la vida una amargura,

interminable noche sin aurora,

que mata en desaliento y desventura.

 

Mira a tu igual, contempla en él la esencia 

que oculta tras su pecho y, alza el vuelo

del lodo que corrompe la existencia.

 

En paz, anda tu senda que el consuelo 

de la vida, es mirar  con excelencia

todo el fulgor de Dios, en nuestro cielo.